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sábado, 25 de agosto de 2018

Cocinar...


Nota: Esta misma publicación la hice en mi instagram el 21 de julio de 2018.

La verdad es que nunca fui una gran apasionada de la cocina ni menos buena cocinera. Pero cuando uno está buscando tener hábitos más saludables, una alimentación más sana (y si se puede, más ética y respetuosa con los animales y el medio ambiente) y caer cada vez menos en las tentaciones culinarias más "bajas", la inquietud te mueve de esa zona de confort... y te lleva a investigar aquí y allá, a buscar los ingredientes necesarios para tal o cual receta y, en lo posible, cada vez más acertados... sin querer y porque uno no quiere resignar los ricos sabores, contrastes de consistencias, texturas, temperaturas, colores, etc, uno termina cocinando cada vez mejor y descubriendo un nuevo mundo... Porque la cocina vegana y saludable, la verdad, es que lleva sus tiempos entre dejar en remojo o activando semillas y legumbres, horneando budines "fit", cortando verduras al filo del cuchillo más barato... Licuando en pequeñas cuotas los porotos para algún rico y nutritivo brownie, un tanto anticonvencional... Los platos veganos te llevan por este camino incierto y emocionante, te ponen a prueba porque ya dejamos de lado aquellos "ingredientes" derivados de los animales para pasar a crear huevos con semillas de chía y lino, leches con almendras y avena, carnes con seitán y soja... Y si uno se propone un plan bien sano ya se piensa en reemplazar determinadas harinas por garbanzos, azúcar por stevia o mascabo, por lo menos... Y a todo esto el bolsillo se queda algo más flaco de lo que ya estaba pero el corazón contento por haber comido algo fruto de nuestro cariño y esfuerzo y contribuyendo, aunque sea un poquito, a generar menos sufrimiento y a compartir con quienes más queremos... Así sí que vale la pena invertir nuestro tiempo... 
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